El 16 de junio de este año de 2025 se han cumplido 125 años desde que el ejército de ocupación de Estados Unidos dictó la Orden Militar n.º 194 para prohibir formalmente las corridas de toros y las peleas de gallos en todo el territorio de Cuba a instancias de Wáshington.
Según las autoridades de ocupación, las corridas de toros y las peleas de gallos eran espectáculos crueles que degradaban la sociedad. ¿Esto nos suena en nuestros días, verdad?
Pues volvamos la vista a aquella misma época, y veremos que en esos años las peleas de gallos en los Estados Unidos eran un espectáculo habitual en muchos estados. Y también las peleas de perros.
La hipocresía de los ocupantes resulta evidente con la supuesta "crueldad" pues las peleas de gallos eran una actividad muy popular en varios estados en aquella época (por ejemplo en Luisiana, Kentucky, Tennessee, Alabama, Missouri, Oklahoma y Texas). De hecho, uno de estos estados, Oklahoma, se convirtió en uno de los grandes centros de la gallística durante todo el siglo XX. Estados Unidos prohibió las peleas de gallos en 2007 para todos los estados. Esta práctica generalizada demuestra que la prohibición de la gallística en Cuba no obedecía a razones de bienestar animal. Ni la prohibición de la tauromaquia.
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Sin embargo, a la vista de los hechos, podemos afirmar que la autoridad ocupante sabía muy bien qué significa una plaza de toros como lugar de espectáculo público; y cuál es el carácter de una corrida de toros, que no es un espectáculo cruel ni una forma de producir carne para los mataderos.
No sólo prohibieron las corridas de toros
La voluntad del ocupante fue imponer una ideología puritana enraizada en el protestantismo. Así, durante los primeros años de la ocupación estadounidense en Cuba, entre 1899 y 1902, las autoridades militares impusieron un amplio programa de prohibiciones que afectó directamente a la vida política, cultural y social, y también los eventos festivos de la isla.
Estas leyes -autorizadas desde Wáshington- prohibían, entre otras cosas, la llamada "mezcla social", la mezcla de razas en reuniones sociales o festivas; incluso la ley establecía "estratos" sociales distintos y delimitaba a qué estrato social correspondía cada cubano. Ni los mulatos ni los negros podían estar en el mismo lugar que los blancos.
Las medidas, impulsadas inicialmente por el general John R. Brooke y consolidadas bajo el gobernador militar Leonard Wood, incluían la prohibición de bailes como el "danzón" que chocaba con la mentalidad puritana protestante.
El "barniz democrático" de las autoridades ocupantes llegó con la elaboración del censo de ciudadanos con derecho a voto. Para formar el censo las autoridades se aseguraron el control de la isla dando derecho al voto a ciudadanos con estas condiciones: capacidad económica, mayores de 21 años y alfabetizados.
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La Constitución aprobada en esos años quedaba sometida por la ley Platt, que transformaba Cuba en un estado "cliente" sometido a las condiciones de Estados Unidos: la nueva "metrópoli" en cualquier momento podía ocupar militarmente la isla.
El argumento de espectáculo cruel del que se valió el ocupante para prohibir corridas de toros y peleas de gallos, queda en evidencia añadiendo que además de las peleas de gallos, en Estados Unidos existían legalizadas las peleas de perros.
Peleas de perros en Estados Unidos
Otras medidas crueles que implantaron los ocupantes en Cuba fueron los castigos físicos y los trabajos forzados en las prisiones. Los jueces sentenciaban a los presos a recibir latigazos y también a trabajos forzados. Esto no existía en España.
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