Antonio Ruiz de Cabo nació el 13 de junio de 1904 en Tarancón, Cuenca; y falleció en Madrid, el 25 de noviembre de 1957. Antonio Ruiz de Cabo, El Emperador de Vallecas, creció en el seno de una familia humilde y numerosa de 16 hermanos.
Su padre, un jornalero, trasladó a la familia al barrio de Vallecas en Madrid cuando Antonio era muy joven. Desde temprana edad, Antonio demostró una gran capacidad de lucha, trabajando desde los 12 años en oficios diversos para ayudar en la economía familiar.
Aunque trabajaba como soldador y albañil, su gran sueño era convertirse en torero, lo que lo llevó a lanzarse al ruedo durante algunos años en capeas por varias ferias patronales de los alrededores de Madrid; en una plaza de ellas, fue corneado en el viente, y ello le llevó a cambiar de oficio.
Después de algunos intentos fallidos en el mundo taurino, como se ha dicho, y una accidentada travesía a Barcelona para perseguir su sueño, Ruiz decidió cambiar el capote por los guantes de boxeo en la ciudad condal. Allí, en Barcelona, en sus ratos libres de albañil, fue Frank Hoche quien le enseñó a boxear, descubriendo su talento para este deporte. Antonio Ruiz inició su carrera profesional en 1922 y pronto se destacó como un púgil de gran pegada, agresivo y valiente.
Trayectoria como boxeador
En noviembre de 1925, Ruiz derrotó nuevamente a Young Cyclone en un combate histórico en el campo del Rácing de Madrid, siendo la primera vez que dos españoles se enfrentaban por un título europeo. Posteriormente, intentó expandir su carrera en Argentina, pero sin mayor éxito. En 1928, perdió el título europeo ante Luigi Quadrini y continuó luchando con menos fortuna, hasta retirarse del boxeo en 1935.
En esos realizó combates de exhibición, y queda constancia de uno en Segovia, en 1932. Un empresario le contrató cuando ya iniciaba el camino del adiós en el boxeo; y fue así como Antonio Ruiz de Cabo ‘El Emperador de Vallecas’, en un combate de exhibición se enfrentó a una aspirante joven, el madrileño Montero. Cuenta la crónica local que el recinto donde había instalado un ring de manera permanente se llenó al completo.
A pesar de haber ganado grandes sumas de dinero, una mala gestión económica y un estilo de vida acelerado lo llevaron a la ruina. En sus últimos años, trabajó en locales de alterne y enfrentó graves problemas económicos, hasta morir en la indigencia el 25 de noviembre de 1957, en Madrid, víctima de frío e inanición. Su historia es un reflejo de la lucha, el éxito efímero y las duras lecciones de la vida.